Cuando el mundo era un desierto
oscuro de nubes y relámpagos.
Ella bendecía la tierra caliente
engrosaba arroyos y pulía piedras.
Desde entonces hasta hoy
ha corrido mucha lluvia
bajo el puente de la historia,
alimentando la vida
bendiciendo sembrados
mezclándose con las lágrimas
del que tiene por techo
un manto de estrellas.
Y ella sigue y es hermosa
escondida en los jazmines
dando brillo a la rosa
mojando tu cara curtida de
sol,
lluvia bienechora,
ni tanto, ni tan poço,
no te olvides de nosotros.