viernes, 29 de abril de 2022

Damasco maduro.


 

Veo damascos y te recuerdo,
cierro los ojos y veo tu boca,
aquel primer beso y mi torpeza,
intentando descubrir el placer.
Era un damasco jugoso, dulce, suave,
lucha de los labios,
intentando morder sin dolor,
vuelo en la embriaguez de la nostalgia
recorro la orilla del tiempo,
floto,
abro los ojos y frente a mí
el vendedor me mira sonriente,
como si hubiera descubierto mis pensamientos,
el calor en mi cara me dice que enrojecí…
me pregunta:
¿Cuánto va a llevar de damascos?



domingo, 24 de abril de 2022

El piano.


Trataba de escribir un poema,

el café dormía en la taza,

de pronto, llegó la música de un piano.

Se hizo  silencio en el bar,

todos lo miramos,

el anciano parecía soñar,

sus dedos volaban sobre el teclado,

su mirada perdida en un punto indefinido,

y la música flotaba con una cadencia especial.

Parecía ignorar el ambiente creado por su melodía.

La canzonetta me llevó a otro  tiempo,

tiempo de mariposas en vuelo,

patio ajedrezado y malvones blancos.

Días de rayuela, flequillo despeinado y

 luciérnagas iluminando la noche.

Cesó el piano y regresé al bar,

el café ya estaba frío, mis manos también.

Había regresado de un laberinto del pasado,

atada a un hilo misterioso,

que me pobló de emociones suaves

como alas de mariposa,

con una lágrima al borde de las pestañas

y ante   la realidad de un poema sin final.




 

 

 


domingo, 17 de abril de 2022

Lluvia.


 

 

 

Cuando el mundo era un desierto

oscuro de nubes y relámpagos.

Ella bendecía la tierra caliente

engrosaba arroyos y pulía piedras.

Desde entonces hasta hoy

ha corrido mucha lluvia

bajo el puente de la historia,

alimentando la vida

bendiciendo sembrados

mezclándose con las lágrimas

del que tiene por techo

un manto de estrellas.

Y ella sigue y es hermosa

escondida en los jazmines

dando brillo a la rosa

mojando tu cara curtida de sol,

lluvia bienechora,

 ni tanto, ni tan poço,

no te olvides de nosotros.

 

reeditado.

 

 

lunes, 11 de abril de 2022

Cicatrices.


 

Te fuiste por un mar sin orillas,

verdor en agonía,

encendido de luz como un verano,

lentamente y sin volver la mirada,

te tragó otro amor.

Mi corazón quedó en invierno,

finitud de sueños,

te llevaste las golondrinas,

hasta las abejas se perdieron del jardín,

un silente color gris cubrió la casa,

mis  dedos se alargaron, fueron ramas,

sellaron  puertas y ventanas

y me dormí entre sombras

a la espera de que el tiempo,  cicatrice el dolor.



martes, 5 de abril de 2022

Tristeza.


 

Esta cerca,

la huelo, la reconozco.

Cada tanto aparece,

no la llamo, llega sola,

excava cual hormiga

en las paredes de mi corazón,

se despereza y se  instala,

por el tiempo que ella elige.

Se acomoda,

no sabe que incomoda, no le importa,

veleidosa,

actúa sin preguntar,

me gasta las ganas de soñar,

de escribir,

al fin se aburre de mí,

y se va.

Me queda el cansancio,

que dejó su presencia.

Aparece un rayito de sol,

que con su beso me despierta

al abrir la ventana; adiós tristeza.

Vete lejos, muy lejos y no regreses.

 



Aquella casa.

  Homenaje a aquella casa de la calle Machain, donde mis tías me recibian en las vacaciones y que ha quedado en mi memoria como uno de mis r...