Vias vacías,
que buscan un pueblo,
brillan,
como si fueran de plata encendida,
recorren la planicie, sus ondulaciones,
un viento verde las
acaricia
y ellas siguen, fantasmas de un ayer
que perdura olvidado.
Buscan una estación,
vacia de sueños, pero de pie
árbol talado que no quiere morir.
Hay pueblos perdidos en la pampa
donde arrecian los arenales
cuando el viento redobla sus bríos.
Donde suenan campanas
de una iglesia destruida
tañen y sólo los pájaros responden,
alzando un vuelo circular
y perdiéndose en el infinito.
Las vías se van, continúan su búsqueda
de encontrar con vida
alguna estación, algún pueblo
y el tren fantasma pueda detenerse.