Por más que quiera no alcanzo
la perfección del verso
ese vuelo desolado
que Cortázar provoca
cuando escribe poemas
como si hablara
igual a un rezo
trocito de azúcar verde
saltando por el alma y
endulzando el corazón.
Por más que quiera no alcanzo
la perfección del verso
ese vuelo desolado
que Cortázar provoca
cuando escribe poemas
como si hablara
igual a un rezo
trocito de azúcar verde
saltando por el alma y
endulzando el corazón.
Estabas triste,
ante tantos colores.
Corazón ciego,
al hipnótico vuelo
de muchas mariposas.
No me mirabas,
cercano estaba el adiós,
no hubo palabras,
solo las mariposas,
jugaban con nosotros.
Eres un mundo que sube y baja,
que marea desde arriba y asusta desde abajo.
Tras las puertas cerradas, nadie se asoma,
nadie habla, ni el viento camina.
Tus pulcros escalones,
que guardan ecos de pasos antiguos,
parecen decirme: ¡Fuera intrusa!
Caracol en negro y blanco,
inverosímil escalera, del tiempo pasado,
soberbia en tu diseño,
belleza de mármol,
partiré un día y tu seguirás en tu prístina
y helada dignidad.
Un canto llega,
es el viento que llora.
Guitarra triste.
Sin rumbo fijo
se pierde calle abajo
va tras tus pasos.
El horizonte
se ha pintado de luz
te extraño tanto.
CORAZÓN
Corazón hecho añicos,
quién unirá tus piezas
y logrará que vuelvas a latir por amor.
QUIÉN.
Desde que rincón llega
un sonido de campanas.
¿Quién festeja?
Si afuera
es invierno y yo estoy llorando.
MÚSICA.
Una guitarra lejana
trae sonidos de una zamba,
sólo yo la escucho
y es mi
corazón el que canta.
FRAGILIDAD.
Tu corazón de arena
se deshizo en mis manos,
tan fuerte que parecía
tan frágil que resultó.
En el decurso de las horas Tu nombre regresa, una y otra vez Entra sin llamar, intangible, sin voz Y aunque quiera imaginarte presente Me mi...