Cuesta vivir
cuando el gran amor se ha ido,
cuando es trémulo el suspiro
que se pierde en el aire
y me asaltan las preguntas,
con un ejército de por qué,
para los que no tengo respuesta.
Para qué la roca sigue firme
contra el viento y lluvia
si está sola.
Por qué el río sigue su marcha
kilómetros y kilómetros
si al llegar al mar, se fundirá en el
y dejara de ser río.
Intento ser como el árbol
al que el viento
sacude y le quita sus hojas
y que sin embargo sigue de pie
reponiendo sus ramas
dando savia a los brotes nuevos
como besos arrebujados
en cada amanecer.
Sigo porque a pesar de todo
amo la vida.
La descubro en cada detalle,
de la naturaleza,
en la abeja que lleva el polen
de flor en flor y les cambia el color.
Llevo en mí la fuerza de la piedra,
del río, del árbol y la abeja
y el recuerdo de tu amor;
racimo de besos que me acompaña.