Escribo para cambiar una realidad que me ahoga,
para
evitar que la vida y sus pesares me aturdan.
Escribo
porque disfruto, imagino, sueño
y
vivo las fantasías de cada personaje.
Escribo
porque me vuelan alondras creando mundos
fantásticos,
donde
seres perdidos acuden a mi teclado,
ramas
quebradas de una historia
que rescato del encierro de mi mente.
Escribo
para salvar el escollo del día a día,
para
traer a la vida historias que me habitan,
y que forman parte de mi viaje.
Suspiros
suspendidos que quieren brotar, nacer…
a
pesar de la vida, que es un círculo inexorable,
a
pesar de mis miedos y de mí misma.