Cada día,
algo muda en mi cuerpo,
vuela por la casa, por el jardín,
por tus manos, tu boca.
Voy dejando en mí andar,
invisibles hilos de piel.
Signos,
restos de momentos gozados,
sufridos, amados; gastados.
Un infinito círculo,
que se va de modo misterioso
y cada día se renueva,
como el árbol y el verde en
primavera.
Cuál es el secreto de esa piel
que jamás retornará a su
morada,
viaja,
invisible cono de luz,
que fue y hoy es nada.
.