La
presiento,
sigue
mis pasos,
por
calles silenciosas,
camina
con mi insomnio,
cuando me cala el agobio
y mis
parpados se afiebran.
¡Quién
es?
Giro,
presiento que está,
como la
caricia de un amante que se evoca en la distancia.
Escucho
las hojas crujir bajo sus pies,
es ágil para ocultarse,
el
miedo corre por mi espalda con gotas frías.
Sé que
me sigue,
es tan rápida,
que al
llegar a la esquina
por muy
leves que sean mis movimientos,
logra
esconderse.
Mis
ojos hurgan en la oscuridad
y sólo
encuentro la calle vacía.