Una música suave y melodiosa
la arrancó de su encantamiento.
Abrió los ojos asombrada.
Sus pies bailaban
al compás de una melodía.
Cerró los ojos y se dejó llevar,
cuánto tiempo sin que su cuerpo
se expresara en una
danza,
sin escuchar una armonía tan delicada.
Deja que sus
oídos reciban el placer,
y por él, se alza en un vuelo mágico.
Vuela e imagina.
Cree ser un pájaro, agita sus brazos,
asciende entre nubes en ese revoloteo musical,
planea y vuelve a girar,
aromas indefinidos, la envuelven,
y se pierde en un pentagrama de colores…
De pronto la música cesa, todo es oscuridad…
alguien ha cerrado la caja musical.
Reeditado.