Me
despertó un gorrión enamorado,
con su
canto, entre sones de armonía.
Agitado
saltaba entre las ramas
persiguiendo
el vuelo de su amada,
que coqueteaba mimosa
y entre giros regresaba.
Yo miraba encandilada
la luz
del sol en mi ventana,
ese ir
y venir enamorado
del
gorrión y de su amada.
Levantaron
vuelo, presurosos
dibujando
en el cielo con sus alas
un
corazón invisible.
Los vi
alejarse
se
perdieron rumbo al pinar
y en la
sombra oscura del ciprés,
cobijaron
su amor de mi mirada.