Pintura de Leonides Afremov.
Guardé tu recuerdo
con perfume de malvones
frescor de patio,
y memoria de aquel rosal
de hojas relucientes
y pétalos
trémulos de rocío.
La sombra de tu mano
sobre mi pelo
y el juego inocente,
donde tu boca
mordía mi adiós.
Hoy tu evocación quiere
ser poema,
tu nombre
y el mío retornan
desde la piel
de aquel plátano tan
alto, como nuestros sueños.
Hoy, la palabra tiempo,
no existe
la venció el recuerdo.