Te
presiento,
en la
luna de mis pechos,
en el
aire perfumado
y en el
sol del medio día.
Te veo,
en las
ramas florecidas
de
pompones amarillos.
en el
vuelo proyectado
del ave
que retorna,
al nido
de otro verano.
Me
alegra;
tu
presencia perfumada
elevando
mis sentidos.
Los colores jardineros
imitando el arco iris.
Y la brisa tibia
en el
aire iluminado
por la
inmóvil luz del cielo.