Desde lo alto, el mar es una pintura
que dibuja su curva de olas y espuma.
Vuelan las gaviotas planean sobre el mar
y se roban el viento guardado entre las alas,
envidia su girar el duende de las rocas,
solitario y oscuro, quisiera llegar
en un vuelo eterno a las nubes altas,
pero su estrella es otra, lo signó el destino;
custodio del mar.
Vuelan las gaviotas
y las piedras quietas, antiguas, perennes
seguirán por siglos soñando volar.