lunes, 27 de febrero de 2017

Amanecer de un domingo.



Amanecer de domingo,
vigilia que termina,
llegó el descanso.
Barrio  silencioso, puertas cerradas
brisa de verano entre las acacias,
y un silbido trasnochado saludando al sol.
La voz del diarero,
se dibuja en el pentagrama del aire
y un aroma  a café,
perfuma la mañana.
En los ojos, todavía cerrados
quedan resabios de algún sueño,
voces y presencias,
que se quedaron prendidas
de alguna estrella lejana.


3 comentarios:

  1. ¡Qué lindo amanecer!! Cuando las hojas callan, porque se adormecen con los primeros rayos del sol. Besos!!

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  2. Hermoso amanecer, cuando los ojos se abren ávidos de vida, de poesía y de belleza.

    Un abrazo hasta tu-mi Buenos Aires.

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  3. Un poema como para leerlo en compañía de un café mañanero.

    Abrazos.

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