Camina despacio
masticando el vacío.
Estremecido,
mira las hojas caídas,
que bajo la luna
parecen bailar un minué.
Torpemente una lágrima,
baja y cae.
Medianoche.
La fábrica cerrada.
Ya no habrá quincenas,
ni madrugadas frías.
En la plaza,
las sombras se mueven,
lo reciben
como a un amigo.
Alejó el miedo,
sin mirar atrás.
se marchó lento
Cuanta soledad se sienten en estás letras María Rosa, pero son bellas como todo lo que nos compartes. Un abrazo y feliz semana.
ResponderEliminarPor esa razón, es importante que los adultos mayores realicen Talleres o ingresen a grupos de amigos donde puedan realizar actividades, que los haga verse y sentirse que todavía son un aporte para la sociedad, porque todavía lo son, ya que ellos tienen la experiencia que necesitan las generaciones jóvenes.
ResponderEliminarBello poema querida María Rosa.
Abrazos para ti.
La época de la jubilación también puede ser la mas hermosa de la vida...
ResponderEliminarTu poema es hermoso, muy bien estructurado y me gusta sobre todo como finalizas el poema.
Aleja el miedo...
Beso grande, poeta.
Bello, cuentas muy bien como siente el hombre/mujer, luego de un tiempo de jubilarse.
ResponderEliminarAbrazo
Hermosa y triste la figura del jubilado. Hermosa por la experiencia
ResponderEliminaracumulada y triste por la soledad e inactibilidad que implica.
Gracias por tu visita al blog de josefa.
Un beso.