Atardece con un cielo celeste regado de
nubes
y a lo lejos el último aliento del sol
incendia el horizonte.
He perdido la noción del tiempo,
el paisaje me hipnotiza y ante tanta
belleza,
enmudezco y doy gracias a Dios.
Se pierden los recuerdos
de aquellos días que nos unieron y,
a despecho de tu falta de cariño,
me quedaron los buenos momentos,
los otros, los que no merecen la pena;
mágicamente se fueron.
Algún duende generoso los debe haber
llevado
al país de las cosas perdidas.
Es muy linda la vida
para dejarla pasar de largo,
el espacio y el tiempo demasiado
valiosos.
He aprendido a valorarlos y,
será por eso que este atardecer de
verano
me resulta tan bienhechor
con sus aromas y colores,
que comienzan a deshilarse
entre las primeras sombras del
anochecer.
En este nuevo blog "Sin pretensiones" iré publicando mis poemas. Espero les gusten.
ResponderEliminarmariarosa
Un poema precioso, que nos habla de aquello que siempre fue bello y ahora lo vemos realmente, me encanto.
ResponderEliminarAbrazo
DE gran sentimiento lírico que provoca el atardecer, y lleva en su contemplación a la reflexión de la vida. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarMe alegra que sigas con los poemas, Mariarosa. Tu eres poeta, aunque no escribas poemas; hay mucha poesía en tus estupendos relatos, pero también debes practicar los poemas. Es mi opinión.
ResponderEliminarMuchos besos,
Por pura casualidad, te encuentro en este espacio. Me gustan mucho las ideas que viertes en tus versos, es cierto: la vida es demasiado breve para pararse a mirar atrás y para compartir los días con las penas y los rencores. Lo importante es el presente, es bueno aceptar que en la vida algunas veces, las cosas se tuercen.
ResponderEliminarUn abrazo. Franziska