sábado, 22 de julio de 2017

Gran Club Hotel Sierra de la Ventana.






Gran club hotel de sierra de la ventana.






El abandono no lograba ocultar la belleza de sus líneas. Hoy la decidía lo había convertido en un esqueleto de ladrillos sin puertas ni ventanas. En sus buenos tiempos, fue inaugurado en 1911, era un hotel de lujo y encuentro de las familias aristocráticas de buscaban vacacionar en el.

Lo más inquietante es la historia de sus fantasmas. Historia que escuché con la sonrisa socarrona del que no cree en ellos.
Según cuentan los lugareños, en ciertas noches de luna, hombres y mujeres, vestidos con la elegancia de los años veinte, caminan entre las ruinas. Aparecen y desaparecen escondiéndose entre las columnas, ante los ojos asombrados de los visitantes.

La guía me contaba que el Hotel duro solo seis años. La guerra del catorce, y la depresión económica lograron que semejante edificio fuera imposible de mantener y trabajaba a perdida.
Varias veces se intentó ponerlo de nuevo en pie y no se logró. Finalmente un incendio lo destruyó.

Mientras conversaba con la guía, alguien se asomó entre las columnas. Guardé silencio, momentos después nuevamente la vi. Era una mujer con vestido largo, muy delgada. Lo comenté con mi acompañante.
—No se preocupe, es Dorotea, una fantasma curiosa, siempre se asoma cuando hay visitantes.





5 comentarios:

  1. Me gusto mucho tu relato...es de esos cuentos que uno siempre busca que explican tantas cosas misteriosas que uno se pregunta en el camino al ver construcciones abandonadas...un ser misterioso que teje historia de esas realidades develadas...

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  2. Muy lindo relato, todavía ahora se puede ver en sus piedras, la grandeza que en antaño, hizo las delicias de sus moradores de paso. Un fuerte abrazo!!

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  3. Lo bueno es que tu relato no asusta y lo curioso es la creencia de que las almas se impregnan en un lugar que no son capaces de abandonar. Ami me resulta muy curioso pensar que puede haber algo de verdad en estas cuestiones de fantasmas, como si algo se quedara entre nosotros. Un abrazo. Franziska

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  4. Viendo sus ruinas,se intuye el esplendor del gran hotel en sus buenos tiempos.
    Las damas luciendo sus trajes de gala y los caballeros con traje y sombrero paseando por los jardines y su entorno privilegiado.
    Parece ser que Dorotea es la guardiana de las ruinas y contempla asombrada y curiosa a los turistas que la visitan.Es un fantasma gracioso; no da miedo.
    Muy interesante tu relato Mariarosa
    Te mando un beso
    carmen

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  5. Siempre un placer leer tus narraciones. Besos

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